Las puertas lacadas en blanco suelen amarillear con el paso del tiempo. Para devolverlas su color original, aclárelas con una parte de lejía disuelta en 10 de agua, frotando con una bayeta suave. Luego, aclárela bien y saca la puerta hasta que vuelva a sacar brillo. Si lo crees oportuno, aplica cera en spray para devolverle el brillo.
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