En otoño e invierno, cuando nos damos un ducha caliente, la alargamos más de lo necesario porque se está muy bien y es un momento muy placentero. Pero eso procura más gasto de energía y de agua. Una buena solución para evitarlo es utilizar grifos reguladores de temperatura con termostato, ya que con éstos conseguirás ahorrar entre un 4 y un 6% de energía. Este tipo de grifos permite que el agua siempre salga a la misma temperatura y únicamente con un poco de conciencia por tu parte en la duración de la ducha lograrás que ésta sea placentera y, además, económica.
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