Si te encantan los guisantes, puedes probar a comprarlos frescos y congelarlos. Para ello tendrás que pelarlos, blanquearlos durante 2 minutos en agua hirviendo salada, colarlos, dejar que se enfríen y congelarlos centro de una bolsa o recipiente de plástico. Cuando vayas a utilizarlos no tendrás que esperar a que se descongelen.
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