Si tus invitados se retrasan y tienes un delicioso risotto preparado para ellos, intenta consérvalo hasta su legado introduciéndolo en el horno, tapado, a temperatura bajísima. Remuévelo con cuidado de vez en cuando. Cuando lleguen, el arroz seguirá estando suelto, jugoso y no se habrá resecado.
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