Si eres una amante de los polvos de sol, procura no pasarte al utilizarlos y aplícalos de la siguiente manera: con pequeños toques y en poca cantidad, con una buena brocha (ancha y de pelo suave), sobre cara, cuello y escote y, si notas que has aplicado más de la cuenta, pasa una brocha limpia por encima, para difuminarlos lo más posible.
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