La mayoría de los productos de charcutería y los fiambres son vulnerables al calor. Por esa razón, en verano es preferible introducirlos en el frigorífico donde se conservarán hasta una semana en buen estado. Dejarlos a temperatura ambiente los expone a que se contaminen y provoquen enfermedades. Si lo prefieres y tienes mucha cantidad, puedes congelarlos y durarán hasta dos meses.
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