En el verano, es hora de que des un repaso a los sufridos pies. Extiende una crema exfoliante suave insistiendo en las zonas con callosidades. Después, introduce los pies en un baño de agua tibia y, con una piedra pómez o una lima ancha, frota todas esas zonas con durezas. Luego acláralos bien. Para acabar, hidrátalos a fondo dando un largo masaje y deja que descansen.
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