Los días de invierno son más acogedores al calor de una chimenea. Para limpiarlas con detenimiento deje secar unas monedas de plata y échelas al fuego cuando más llama tenga. Si quiere que, además, desprenda un delicioso aroma añada cáscaras de limón. Una vez que los brasas se han apagado, retire las cenizas y repita nuevamente la operación.
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