EL PERRITO CHINO
Me tendo que ir a vivir, a vivir,
a las orillas del mar, de la mar,
por ver los marineritos, sí, sí,
que vienen de navegar, de navegar.
Al salir de La Habana,
de nadie me desoedí, me despedí,
sólo de un perrito chino
que venía tras de mí, tras de mi.
El perro, como era chino,
un señor me lo cambió, me lo cambió,
por un poco de dinero
y unas botas de charol, de charol.
Si mi padre se enterara,
¡qué paliza me daría, me daría!
Me encerraría en un cuarto
y a la calle no saldría, no saldría.
Las botas se me rompieron
y el dinero se acabó, se me acabó.
Adiós, perro de mi alma,
adiós, perro de mi amor.
LA PASTORA
Estaba una pastora,
larán, larán, larito,
estaba una pastora
cuidando el rebañito.
Con leche de sus cabras,
larán, larán, larito,
con leche de sus cabras
hacía quesitos.
El gato la miraba,
larán, larán, larito,
el gato la miraba
con ojos golositos.
Si me hincas la uña,
larán, larán, larito,
si me hincas la uña
te cortaré el rabito.
La uña se la hincó,
larán, larán, larito,
la uña se la hincó
y el rabito se le cortó,
y el rabito le cortó.
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