Si quieres que tus escobas y cepillos estén siempre limpios, como el primer día, introducirlos durante un par de horas en un cubo lleno de agua que añadirá unas cucharadas soperas de amoniaco. Después, aclara bien con agua y deja que se seque antes de volver a utilizarlos. Hazlo una vez por semana y siempre con las ventanas abiertas o la estancia bien ventilada.
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